sábado, 8 de septiembre de 2012

Testimonio Campamento junto a Primavera Sangrada


En las vacaciones de invierno nuestra juventud fue invitada al campamento de invierno que realizó la Primavera Sagrada en Bellavista, a la cual asistieron 3 de nuestras Universitarias: Andrea, Alejandra y María de Los Ángeles. Fue una experiencia única, por esta razón aquí tenemos un testimonio de esta hermosa vivencia.


Testimonio de María de Los Ángeles:


Cuando pasamos desde una etapa a otra suele suceder que nuestra vida se desordena un poco  o tal vez mucho. Como me sucedió a mí.
Este es mi primer año de Universidad y es muy diferente a la vida que llevaba en la media, debo dedicar más tiempo a mis estudios, lo que me quita el tiempo que antes utilizaba para conversar con mis amigas o mi familia ,etc… mi vida tuvo un vuelco radical desde tener tiempo para todo y hasta me quedaba, a “no tener tiempo para nada”.
Todo esto provocó un gran desorden en mi estilo de vida, comía a deshoras, nunca dormía lo suficiente pues me quedaba hasta tarde estudiando y me levantaba muy temprano, eso a la vez me tenía todo el día irritable, me enojaba por cualquier cosa con mis papás, mis amigas(os), no tenía fuerza de voluntad y todo me daba flojera. La vida de universitaria comenzó de pronto a consumirme sin que yo me diera cuenta de que me alejaba de a poco de la iglesia, de Dios y la Mater. Típico me proponía como capital de gracias rezar todas las noches antes de dormirme pero a la hora que me acostaba estaba tan cansada que lo olvidaba o me quedaba dormida en medio de la oración. Los domingos me daba lata ir a misa y prefería quedarme durmiendo o viendo televisión y así sucesivamente…
Yo estaba consciente de que algo en mi vida no andaba bien, pues sentía un gran vacío interior, algo no  encajaba bien, las cosas que me gustaban ya no me parecían atractivas y todo lo dejaba a medias, comenzaba una cosa y al rato me aburría y la cambiaba por otra, todo el tiempo buscaba  un “ algo” que no podía identificar y eso me tenía muy desanimada.
Cuando me llegó la invitación al campamento pensé de inmediato “Qué entretenido, yo quiero ir” pero me costó bastante estar ahí ,pues eso dependía de pasar un ramo en la U. A esas alturas ya me daba lo mismo echármelo, pues estaba tan cansada de todo que no tenía ánimos. Entonces como tenía tantas ganas de ir le consagré mis estudios a la Mater le propuse poner mi máximo esfuerzo y que si ella quería que fuese al campamento me ayudaría. Al fin pasé el ramo y estaba demasiado feliz, sabía que todo era obra de la Mater pero nunca imagine lo que ella tenía preparado para mí en ese campamento.
Creo que como todas al ir a un campamento llevamos expectativas, la mía era dejar atrás el semestre horrible que había tenido y comenzar de nuevo. Y la Mater ahí me mostró de que manera hacerlo. Uno de los temas del campamento fueron “los desordenes”  y como ellos afectaban  tu vida. Parecía como si la misma Mater hubiese preparado los temas para pasarmelos a mí y solo a mí. Me sentía tan identificada con lo que hablaban en las charlas y todo de pronto se iba aclarando ¿por qué me sentía así? ¿ qué era lo que buscaba? Todo lo encontré en esos 6 días de campamento.
La respuesta estaba ahí  frente a mí y yo estaba tan sumida en mi desorden interior que no lograba encontrarlo, de a poco fui ordenando todo lo que había en mi corazón, descubriendo cada pedacito de mi corazón, en lo que estaba fallando, lo que no me hacía bien, las actitudes que no eran propias de mí, etc… entonces descubrí que todos esos desordenes se originaban por una falta de confianza en Dios y la Mater, de no  poner mi vida plenamente en sus manos y dejarme guiar por ellos.¡ Era tan fácil! ¿ Me sentiría sola o triste si creyera que ellos realmente están a mi lado? ¿ Me preocuparía por ser la más linda, la que se viste mejor si creyera que Dios me ama tal cual soy? ¿Despreocuparía mis horarios de comida y mis tiempos de dormir si estuviese consciente de que soy hija de Dios y él me dio el milagro de estar sana?
Cuanto más lo pensaba más me daba cuenta del tiempo que perdí,  buscando lo que necesitaba en cosas como salir con mis amigas a comer o en facebook  todo el tiempo y no le prestaba tiempo a lo que realmente me llenaba.
El estar en el campamento y tener la oportunidad de coronar a la Mater, conocer más sobre nuestro fundador, estar donde él estuvo marcó mi vida, me daba cuenta de cómo el mundo nos va absorbiendo y alejando de lo que realmente nos mantiene en pie en los momentos difíciles. Me marcó enormemente el tener una conversación con la Mater como no la había tenido hace tiempo, me preocupaba tanto de mis propios asuntos que descuidaba los de Dios y no me daba cuenta de que me hablaba en todo momento, en cada suceso de mi vida, en cada conversación o en cada pelea con los que más quería. Todo el tiempo me decía estoy aquí, se empeñaba para que yo me diera cuenta y yo pasaba por la vida sin notar de que realmente estoy aquí, soy parte del mundo y como parte del mundo debo intervenir en él y no puedo quedarme de brazos cruzados. Vivía mi vida sin ser la protagonista, era nada más una espectadora que veía como perdía el tiempo y no se atrevía a hacer nada. 

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